En los últimos meses, el Gobierno italiano ha introducido importantes cambios en el artículo 175 del Código de la Circulación, que regula los límites de velocidad y las normas de circulación de los vehículos, prestando especial atención a las necesidades del sector del transporte por carretera. Estas actuaciones pretenden mejorar la seguridad vial, optimizar la gestión del tráfico y promover un transporte más sostenible.
LOS PRINCIPALES CAMBIOS: VELOCIDAD Y CUALIFICACIONES
Uno de los cambios más significativos se refiere a la reducción de los límites de velocidad para determinados vehículos pesados. En concreto, para los vehículos de más de 3,5 toneladas, el límite de velocidad en las autopistas se ha reducido de 130 km/h a 120 km/h. Con esta medida se pretende reducir el riesgo de accidentes graves y mejorar la seguridad en los grandes cruces de autopistas, frecuentados a menudo por vehículos grandes y pesados. Además, también se han revisado los límites de velocidad en determinadas carreteras suburbanas y urbanas. Para los vehículos comerciales, el límite en las autovías extraurbanas se ha fijado en 80 km/h, mientras que en las zonas urbanas se confirma en 50 km/h, pero con algunas excepciones y nuevas normas de circulación más flexibles para las zonas de tráfico restringido. Otro cambio importante se refiere a las certificaciones profesionales. Se ha introducido una actualización de la normativa sobre formación de conductores, con el objetivo de garantizar una formación más profunda en materia de seguridad, uso de la tecnología de a bordo y gestión de riesgos.
IMPLICACIONES PRÁCTICAS PARA LOS TRANSPORTISTAS
A nivel práctico, para los transportistas estos cambios suponen un ajuste de sus flotas y procedimientos operativos. Todos estos cambios y actualizaciones tienen como objetivo, por supuesto, mejorar la circulación de los vehículos, aunque a veces, debido a las posiciones incómodas o incluso peligrosas en las que se detienen los vehículos, los operadores autorizados de asistencia en carretera no pueden intervenir rápidamente porque están ocupados con otras tareas o no están equipados con el neumático necesario para volver a poner el vehículo en movimiento. Y con la llegada del buen tiempo y el aumento del número de vehículos en las principales carreteras italianas, la situación no puede sino complicarse. Sería útil pensar y estudiar la forma de ampliar el radio de acción de los rescatadores de autopista (sobre todo en los periodos más cálidos) o, en casos especiales, prever la participación de rescatadores que generalmente no tienen la posibilidad de operar en autopistas, para facilitar que el vehículo vuelva a la carretera lo antes posible.
